martes, 12 de enero de 2016

Biró 'Patoruzú' (Argentina, 1933) :: [Scratch 1/72]


El Biró 'Patoruzú' fue un avión que había empezado siendo planeador. Su primer vuelo con motor fue en 1933 pero su historia se inició casi diez años antes.

Wasserkuppe y el Vampyr

via GermanPostalHistory
Hacia Agosto de 1922, en una gira por España y Alemania a nombre del 'Aero Club Argentino', el ingeniero Juan Antonio Fernández pudo presenciar en Wasserkuppe los ya conocidos torneos de vuelo a vela de las pendientes del Rhön, llevándose una impresión sobre el grado de tecnología que había en desarrollo en esos aparatos, y la idea también de poder realizar aquel deporte científico en Argentina.
A su regreso no solo trajo impresión e idea, si no que mediante gestiones, pudo conseguir una copia de los juegos de planos del aparato mas exitoso de aquellos eventos, el Hannover/Madelung 'Vampyr'.


Todo comienza a tomar forma tras el informe del ingeniero Fernández a las autoridades del
'Aero Club Argentino'. El apoyo y entusiasmo de llevar a cabo tal concurso, se suma la
Hannover H1 'Vampyr' modelo 1921
aprobación fundamental del área técnica del Aero Club, presidida en aquel entonces por el ingeniero húngaro nacionalizado Desiderio Biró, que a la vez formaba parte del Servicio Aeronáutico del Ejército (antecesor de lo que sería la Fuerza Aérea), lo que termina por formalizar el proyecto, además del financiamiento del Estado y el fomento de la institución militar.
Ya corre el año 1923. Se resuelve que la redacción de las bases del concurso, organización y fiscalización quedaran en manos del
El ingeniero Desiderio Biró
hacia 1923.

Aero Club y el aporte material y técnico por parte del Ejército. En aquellos tiempos donde la
aviación militar y la aviación civil compartían los mismos terrenos, el ingeniero Biró y el ingeniero Fernández serán asignados para la redacción de las bases del concurso, al mismo tiempo que para el desarrollo del planeador, ya que ahora la institución militar no solo estaba fomentando la actividad sino que el Servicio Aeronáutico del Ejército (SAE) se sumaba como un concursante más y había tomado como propio el desarrollo del Vampyr argentino. 


Del Vampyr argentino al planeador Regina

Ya es Junio, y en las instalaciones del El Palomar se pone manos a la obra. Se proyecta, se simplifican algunos detalles técnicos, se cortan las maderas, se ensambla, se encola y clavan los terciados, se entela el resto, y se llega a Diciembre con el Vampyr argentino terminado y listo para su prueba en vuelo.
Detalles del proceso de
construcción del "Regina".

Pero el concurso no prospera a la misma velocidad que la construcción del planeador, principalmente porque no se logran inscripciones de concursantes. Se resuelve postergarlo a un año más. De todos modos el SAE decide hacer la presentación pública de su flamante aparato de vuelo a vela.

En la sede del Aero Club en San Isidro se convoca a la prensa y autoridades oficiales, a la que asiste el mismo Presidente Marcelo T. de Alvear y su esposa Regina Pacini. Tras los discursos y presentaciones de rigor se la sorprende a la esposa de Alvear anunciándole que el planeador llevaría su nombre, "Regina", y que sería la madrina de su bautismo, que se hizo allí en el mismo lugar.

El Vampyr argentino ya tenía nombre propio, el "Regina", y que a la vez era más apropiado ya que presentaba algunos detalles distinto al original, era mas corto de fuselaje, la trompa se presentaba más ahusada, las ruedas fueron eliminadas por un juego de patines, etc.

Terminado el evento de presentación y a la espera de la fecha del concurso pospuesta, el
La "dama" en alegoría a la
esposa del presidente,
Regina Pacini de Alvear.
Regina fue guardado aún sin haber sido probado en vuelo. Porque no solo no había aún concursantes, sino que tampoco había pilotos para volar el planeador.

Avanza 1924 y el SAE anota al Regina en el concurso, para alentar a potenciales participantes pero a la vez para buscarle piloto. La lista se acota a tres nombres, entre ellos el piloto y representante de Fokker en Argentina, el letón Otto Ballod, que por su experiencia y mayor entusiasmo termina por ser seleccionado.

El 22 de Diciembre de 1924 es la fecha definitiva de realización ante el público del concurso de vuelo a vela. El lugar: las sierras de Tandil. La jornada se presenta nublada y con mal tiempo. Se pasa al 23 y el único concursante en lista fue el Regina. Definitivamente la propuesta de vuelo a vela demostró estar muy avanzada para el desarrollo local ya que el conocimineto y acceso a datos técnicos era escaso y reveló además el poco interés despertado en el ambiente.

El solitario Regina es subido a la cima de las sierras y ensamblado ante la modesta cantidad de público presente y la atenta mirada de Desiderio Biró y Otto Ballod, su piloto. El ejercicio
Otto Ballod sobre un Fokker C.IV
Imágen via Histarmar.com
de puesta en vuelo del primer planeador argentino sería mediante la asistencia humana descendiendo a toda carrera sobre la suave pendiente de la sierra tirando a ambo lados desde unos "sandows" al Regina previamente enganchado al gancho ubicado en la panza de la trompa y que el impulso elevería ante las corrientes de aire ascendente para el lento descenso de su planeo hasta el llano.
Otto Ballod observa que el gancho debería estar más atras, en la panza hacia el centro de gravedad del planeador. Desiderio Biró acepta el cambio de lugar del gancho, y todo está listo para el primero vuelo a vela del país.
Otto Ballod al mando. Da la orden y los voluntarios corren ladera a bajo. El Regina espera paciente hasta que el impulso fuerte lo despega del piso. El público mira todo, y ve que el Regina se suelta de las cuerdas disparándose raudo en una
El flamante planeador Regina.
vertical muy pronunciada para arriba, un looping que no logra nunca ningún sustento para volver en sí y caer de capota sobre unas piedras unos metros más abajo de donde despegó.
Estructuralmente el Regina no sufrió daños graves, pero el piloto Otto Ballod murió en el acto tras darse la cabeza contra esas mismas piedras. La decisión de correr el gancho casi al centro del aparato contrarrestó la inercia lineal de ser tirado por delante por una comba hacia arriba y sin control.
El primer vuelo del Regina terminó siendo el último y sin poder demostrar sus condiciones técnicas de planeo. 


El Regina luego del desafortunado accidente
que se cobró la vida del piloto Otto Ballod.


Del Regina al motorizado Biró 'Patoruzú'

Tras el accidente, el Regina fue desarmado y devuelto a El Palomar. El fallido concurso de vuelo a vela fue clausurado y al mismo tiempo el SAE abandonó cualquier interés de promover y recuperar al planeador que tras el golpe en Tandil no había quedado tan dañado.
  Esquema realizado en base a foto del 'Patoruzú'
y la mas abundante información sobre el 'Regina',
del cual deriva directamente,
y del Hannover/Madelung 'Vampyr'
(en el boceto no está incluido el motor).

Y aquí es donde se hace intrínseco el devenir del ingeniero Biró y el Regina. Quizás por la necesidad de comprobar para sí mismo o despejar dudas sobre las características de vuelo del aparato, al poco tiempo Biró solicita autorización para seguir trabajando en el Regina pero ya a modo personal, a lo que el SAE acepta y le cede todo el material.
Biró abocado en hacerlo volar se dedica a reconfigurar al planeador en avión adaptándole al fuselaje un motor Ford con el que a lo largo de todo 1925 hará pruebas estáticas y de carreteo pero sin obtener la potencia suficiente para su objetivo anhelado. Será su obsesión, que a largo plazo y en sus tiempos no laborales le dedicará al aparato que ahora es de su propiedad.


Foto del Biró 'Patoruzú' presentada al Registro Nacional de Aeronaves en 1933,
y en la misma posición, nuestro modelo a escala a modo de comparación.

Definitivamente la célula recibe un rediseño casi completo, empezando por el fuselaje que se hace más largo y cambiando su centro de gravedad al incorporar una cabina para el piloto detrás del ala y una para el pasajero abriéndose por delante de la viga del ala, que a la vez
La cabina para el piloto y perdida en el fuselaje,
adelante, el habitáculo para el pasajero.
sirve de apoyacabeza a un habitáculo algo embutido hacia adentro, pero aliviado el encierro por dos ventanitas triangulares caladas directamente sobre la madera terciada hacia ambos lados de la sección delantera del fuselaje. Esta sección, otrora la trompa ahusada del planeador, se transformó en la parte de mayores dimensiones del avión albergando además del habitáculo el refuerzo de la estructura al recibir un par de montantes en V invertida para compensar mejor la carga alar, unas ruedas de proporciones generosas con eje pasante y sandows de amortiguación, y el anclaje de la estructura de tubos para el motor con espacio para un depósito de combustible y aceite.
El ala mantendrá la misma configuración que el Regina pero hecha a nuevo en los talleres Sfreddo y Paolini. Al parecer, y según las fotos existentes, podemos decir que los talleres no se limitaron a copiar el ala del Regina, sino que el perfil Götingen original del antiguo Vampyr
Salmson 9Ad de 40hp.
fue cambiado por uno más aplanado hacia su parte inferior.
La motorización elegida para este rediseño del ingeniero Biró fue por la del eficiente Salmson
9Ad de 40hp. que accionaría una hélice metálica fundida en los talleres de R. Guyader en el barrio de Flores, siendo la primer hélice metálica construida en la Argentina.

Este nuevo avión, que ya recordaba muy poco al antiguo planeador Regina, empieza sus pruebas estáticas y de carreteo en 1932 en el aeródromo de Villa Lugano. Completamente pintado en aluminio y el limpio sonido de su Salmson, el 20 de septiembre de 1933, a los mandos del piloto Carlos Navarro, finalmente y tras un carreteo corto levanta en vuelo perfecto este aparato que tanto demoró en poder mostrarse en el aire.

El objetivo máximo estaba cumplido. El 15 de noviembre del mismo año fue inscripto en el Registro a nombre de Desiderio Biró recibiéndo la matrícula R236 un avión denominado Biró 'Patoruzú'.

A partir de esta fecha no hay mayor registro sobre el devenir del aparato y su dueño.
Podemos inferir que el mote de "Patoruzú", que es el de un personaje de historietas, obra de
Patoruzú en su historieta hacia 1936.
via Patoruzista.com
Dante Quinterno, y que representa a un cacique mapuche de la Patagonia, muy popular en la época y por unas cuantas décadas, y una de las característica gráficas del personaje: la de tener unos pies muy grandes, tanto que quizás lo asemejaban simpáticamente a las ruedas de proporciones generosas del avión.
También decir que desde esa fecha solo se conocen dos fotos del Biró 'Patoruzú', la primera, la del perfil obligatorio proporcionada al Regitro Nacional de Aeronaves, y la de 1/4 de frente en el aeródromo de El Palomar que se lo nota muy posterior a la otra, manteniendo su inmaculado aluminio, pero con una configuración algo diferente viéndose anulado el habitáculo del pasajero, un restiling de la chapa detras del motor, y un dibujo de la cabina del piloto que se hace muy forzado imaginarlo sin alguna otra foto que la muestre mejor.

El Biró 'Patoruzú' en lo que sería su última versión.

De las condiciones de vuelo del 'Patoruzú' trascendieron que eran excelente a tal punto que se afirma haber volado en varias ocasiones con sobrecarga de hasta el 70% por encima de su carga útil de diseño. De todos modos, cuando en 1938 se implementaron las nuevas formas y modalidades en el Registro Nacional de Aeronaves, el Biró 'Patoruzú' ya había dejado de existir.




 Fuentes:
- "Historia de la Industria Aeronáutica Argentina", tomo I. Francisco Halbritter. Asociación Amigos de la Biblioteca Nacional de Aeronáutica, Buenos Aires, 2004.
- "La Aeronáutica Militar y el Desarrollo del Vuelo a Vela en Argentina", Gabriel Pavlovcic, vía Histarmar.com
- "Flight magazine" de 1922 (vía internet).
- Wikipedia.com 
- Patoruzista.com


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Hablando ahora del modelo que nos sirvió de "excusa" para contar esta historia de uno de los tantos exponentes que nutrieron la aviación histórica argentina, podemos simplificar que se lo construyó desde adentro hacia afuera, de la manera clásica si se quiere.

Primero se trató de recopilar toda la información que puediera haber, casi nada en cuanto al
Biró 'Patoruzú', conociendo al momento de desarrollar el plano de la existencia de solo una única foto, y de mala calidad por cierto. Pero el material insuficiente se lo suplió con la mayor cantidad de información en cuanto a lo que fué antes de ser el avión Biró 'Patoruzú', el planeador Regina, y el original del que partió, el 'Vampyr'.

Una vez trazado el plano con todas las adaptaciones e interpretaciones, el primer paso fue desarrollar el interior del 'Patoruzú' a la marcha y tomando apuntes de aparatos similares en cuanto a sus  características principalmente. Para ello sirvieron de mucha ayuda los detalles de interiores del Messerschmitt M-17, o por lo menos la que más cuajó en cuanto a como se vería el 'Patoruzú' por dentro.
Algo del ANEC II y del Comper Swift aportaron una idea de como sería la interacción entre el
tablero y el ala, y el Poncelet Castar la idea definitiva del encuentro de la cabina con el borde de ataque del ala.

Se modeló, se pintó, se resaltaron algunos detalles, y se probaron algunas cosillas nuevas,
como el uso de lápiz blanco para dar algunos sutiles brillos en los bordes del asiento principalmente, y la utilización de relojes impresos en papel para el tablero.

El fuselaje cuadrado del avión ayudó a simplificar algunas cuestiones como a trabajar el plástico directamente en láminas cortadas desde el plano (procedimiento distinto al LWF que fue a través del facetado en secciones del fuselaje).

Se trabajaron por separado el lomo del fuselaje, tanto donde iría el anclaje del ala y definiría las dos cabinas, como el morro y el resto del fuselaje hacia la cola. En el primero se decidió por termoformar la pieza, perfilar ángulos, pegar el tablero, y a modo de tapa cubrir esa parte del fuselaje. En el segundo caso se decidió por rellenar y modelar los espacios con masilla epoxi.

Después vino el momento de hacer la estructura donde iría anclada el ala que a la vez era la línea final que le faltaba al dibujo del fuselaje, y a la escondida cabina del pasajero.
El ala se talló en una sola pieza de plástico, pegando las placas hasta llegar al espesor necesario. Se usó el perfil Göttingen 441 que era el del Vampyr (ya cuando estaba casi todo montado me percaté que el perfil del ala del Biró habia sido modificado con respecto al Regina y al Vampyr, error que estamos resaltando en esta descripción por que fue demasiado tarde para subsanarlo en la maqueta). Despues cortamos el ala en tres bloques,se talló la incidencia hacia arriba que hacen las punteras, se usó alambre de 1mm. para consolidar las uniones del ala en una pieza nuevamente, se masillaron las juntas, y el 'Patoruzú' quedó listo para la etapa que venía que era simular el entelado y la madera terciada.

Con plástico estirado simulamos las costillas del ala y el conjunto de cola, que pegamos con cemento líquido sobre los zurcos previamente marcados sobre el plástico. Después saturamos con una abundante carga de pintura soplada desde el aerógrafo en varias manos, y tras una semana de un buen secado lijamos con grano fino para resaltar la comba que la tela tensada forma cuando se monta sobre el filo de la costilla.
Se ensambló la cola y al mismo momento empezamos con el desarrollo del motor Salmson 9Ad.

Una pieza el motor con abundante textura en proporciones realmente pequeñas.
Imitando humildemente la técnica del gran modelista Eugeny Kupfner, enroscamos alambre de cobre sobre la forma del cilindro previamente torneada, se hizo un molde de silicona, se lo reprodujo en resina, y sobre esa pieza se trabajó en los detalles de vávulas, bujía, entrada y salida de escapes, y se le volvió a tomar un molde para reproducirlo en nueve cilindritos completos que integrarían el carter también ya torneado y listo para pegarse.
Usando como guía el plano del Salmson 9Ad escalado se ensamblaron los cilindritos, y se completó con los detalles que faltaban, carburador y toma, el tendido eléctrico y el buje para que entre el eje de la hélice.
A este motor ya casi completo se le hace otra toma de molde, y tenemos listo para reproducirlo en cuanto Salmson se necesite (no tantos como uno quisiera, la silicona es de las mas baratas y no permite muchas copias buenas, quizás 10 y no mucho más).

Al mismo momento que estamos haciendo la copia al master del motor le hacemos también a la rueda, que previamente habíamos tallado con un perfil calado en plástico sobre jabón de glicerina.

Hubo que desbastar el morro del avión para darle acceso al carburador del Salmson, y hacer el zurco donde iba ir el eje del tren de aterrizaje. Se pintó el conjunto para detallar algunos detalles de profundidad (a último momento se calaron las ventanillas triangulares a ambos lados ya que la duda persistía desde un principio sin saber verdaderamente qué era el triángulo que resaltaba en la foto de perfil de muy mala calidad, hasta que apareció en un buen momento la segunda foto que dió por sentado que los triángulos, definitivamente, eran ventanas). Y la mano final de aluminio para todo el conjunto.
Según la bibliografía el Biró 'Patoruzú' nunca llevó pintado ningún tipo de marca o registro.

Para el final quedó el tallado de la hélice. Se pegó el patín de cola, con plástico estirado se hicieron los pequeños tensores del conjunto de cola. Y apurado que se estuvo al final el modelo se terminó justo a tiempo (junto a dos modelos que describiremos más adelante en este blog) para la muestra sobre Aviación Argentina organizada por el Ministerio de Defensa y el CAM.




Para ver con mayor detalle el proceso en fotos del armado de este modelo, visitar este enlace: Biró 'Patoruzú' en Flickr.




    Matías Hagen



lunes, 11 de enero de 2016

FMA IAe.20 'El Boyero' (Argentina, 1940) :: [Scratch 1/72]

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*ACTUALIZACIÓN: si estás interesado en este proyecto, ahora 72topia tiene maqueta para armar en escala 1/72. Seguí este enlace => [72T-001] FMA IAe.20 "el Boyero"
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En diciembre de 1938 se organizó en Bahía Blanca, Buenos Aires, la VIIª Conferencia Nacional de Aeronáutica donde, entre las cuestiones del quehacer aeronáutico, se debatió y se hizo visible la problemática recurrente de los aeroclubes ante la falta de material adecuado para la instrucción elemental de pilotos.
Bajo la órbita de la Dirección General de Aeronáutica (DGAC), dependiente del Ministerio
Aeródromo de Morón a mediados de la década del '30
(foto AGN)
del Interior, la falta de presupuesto para el área era una constante, pero aún así, a lo largo y ancho del país, los aeroclubes habían estado recibiendo desde el Estado Nacional, a través de asignaciones, el material que los mantenía en vuelo, así a principios de la década de los '30 con los pocos dóciles FMA AeC.3, y en su retiro, desde 1936, con lotes de Fleet 2 y Fleet 10, sumándose hacia finales de la década los excelentes, pero para pilotos experimentados, Focke-Wulf FW-44J fabricados bajo licencia por la FMA.
Estos aviones, más el variopinto parque aeronáutico privado, cubrían las necesidades pero aún hacían del placer de volar un privilegio de intrépidos y adinerados. 
La necesidad de contar con un avión civil de entrenamiento, barato y fácil de operar se hacía indispensable.
Fue con esta inquietud que el Aero Club Argentino hizo su ponencia en la VIIª Conferencia proponiendo a todas las instituciones de vuelo la unión y solicitud a la DGAC la gestión ante las autoridades de la FMA (Fábrica Militar de Aviones) el diseño de un aparato económico para apoyar el desarrollo de la aviación deportiva.

A pesar de que la FMA estaba con varios programas en curso, la propuesta (que además contaba con el apoyo del gobierno nacional) fue tomada en cuenta y a fines de 1939 se les encomendó el proyecto al ingeniero aeronáutico Juan Peretti y al profesor Clodoveo Pascualini.
El Piper J-3 y el Taylorcraft BC-12,
los diseños de Clarence Gilbert que
sirvieron de base para el desarrollo
del 'Boyero'.
A los requerimientos de bajo costo de producción, y de operación y mantenimiento sencillos, el avión tendría que ser biplaza y de doble comando, con las prestaciones aptas para los cursos elementales de instrucción.
Los ingenieros se abocaron a estudiar los aviones que ofrecía la industria estadounidense en este rubro, y la lista enseguida se redujo a dos: el Piper J-3 y el Taylorcraft BC, los sencillos y excelentes diseños de Clarence Gilbert Taylor, que diferían sólo en la posición de los asientos: tándem o lado a lado. Primó la última configuración.


El desarrollo recibió la denominación FMA-20, y hacia mediados de 1940 la ingeniería del avión estaba terminada. Con unas líneas muy similares al Taylorcraft BC del que se inspiró, el diseño presentaba detalles constructivos propios: un fuselaje más largo (7,10m. frente a
El FMA IAe.20 'el Boyero' comparado con
los diferentes modelos del Taylorcraft BC.
los 6,60m. del Taylorcraft) y recto; una envergadura también superior, 11,50m. frente a los 10,80m.; las punteras del ala con incidencia negativa para retardar las pérdidas de sustentación; y, curiosamente, una cabina con un parabrisas más reducido en su visual y un doble comando con un solo bastón de posición intercambiable.

Se ordenó la fabricación de dos prototipos, terminándose el primero (c/n.001) en octubre de 1940, equipado con un Continental A50 de 50hp. y que accionaba una hélice de madera diseñada en la misma FMA. El 2 de noviembre del mismo año realizó su primer vuelo.

El segundo prototipo (c/n.002) lo hizo en enero de 1941.
Sin embargo todo el programa de ensayos se realizó sobre el primer prototipo, siendo tan concluyentes que cuando se terminaba con la construcción del segundo prototipo los ensayos ya casi estaban finalizados.

Se decidió la fabricación en serie del FMA-20, pero para aquellos años la Fábrica estaba abocada de lleno a la producción de los FW-44J y a los Curtiss H-75O, incluyendo sus motores y hélices, y comenzando con el desarrollo DL22, así que se optó por subcontratar la producción de los Boyeros a la industria privada. El proyecto recae en la más experimentada de todas, en la firma Sfreddo y Paolini con una trayectoria en el país desde los tiempos pioneros de la aviación.
En 1942 se le entrega la licencia y el prototipo 002 como modelo de producción, y una
El prototipo 001 del FMA 20 hacia octubre de 1940.
orden de compra de 120 ejemplares. Pero la Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo y 
el Estado no pudo entregar los elementos importados que estaban a su cargo, los tubos de acero al cromo-molibdeno y los motores Continental A50.
Tras un golpe de estado que cambia los lineamientos políticos en toda la esfera de gobierno, y una Guerra que no vislumbra un fin cercano, en 1943 se termina por suspender la orden de compra de Boyeros, y el proyecto de fabricación en serie. La empresa Sfredo y Paolini que tenía en su poder el prototipo 002 lo pone en venta a propietarios privados.

El prototipo 001 aún seguía en poder de la FMA en Córdoba, así que tras la
El prototipo 002 hacia agosto de 1941.
reestructuración política, la imposición de una nueva denominación para los aviones de la Fábrica por el de IAe. (Instituto Aerotécnico), la consolidación del nuevo gobierno a través de elecciones populares, y el fin de la Guerra, en 1946 el presidente Perón presenta su Plan Quinquenal de desarrollo industrial, donde el sector aeronáutico recibe un apoyo importante del Estado con la adquisición de abundante material tanto civil como militar, y el impulso de nuevos proyectos y la reactivación de otros, entre ellos, el programa del ahora FMA IAe.20 'El Boyero'.

Se continúa con la línea anterior de subcontratar la fabricación seriada del Boyero y para ello la DGAC llama a licitación pública resultando vencedora la empresa Petrolini hnos. Enseguida la Secretaría de Aeronáutica firma un contrato para la producción de un
La fábrica Petrolini en plena producción
de 'Boyeros', c.1949
(imagen de "LV-Lima Victor" nº32).
prototipo, 120 aviones para la aviación civil, 30 unidades completas pero desarmadas como respuestos, y 25 aparatos para la Fuerza Aérea Argentina.

El prototipo 001 que estaba en Córdoba, antes de la licitación de 1946, ya había recibido una nueva motorización cambiando el A50 por un Continental A65 de 65hp. Este avión irá a préstamo a la empresa Petrolini como modelo de producción y para su uso publicitario.

El primer prototipo de Petrolini, el 003, salió de los talleres de la empresa en Paso del Rey, el 3 de octubre de 1947 haciendo su primer vuelo a los pocos días e inscribiéndoselo a nombre de la empresa con la matrícula LV-NZP. El 24 de diciembre se terminó con el segundo prototipo, el 004, e inscripto también a nombre de Petrolini como LV-RJP.  
El ritmo de producción empezó a tornarse lento por problemas nuevamente de abastecimiento tanto de los tubos de acero de cromo-molibdeno como de los motores, ya que se importaba todo desde Estados Unidos y las relaciones políticas con la Argentina no
Acto de entrega de los primeros 'Boyeros' a la aviación
civil, con el madrinazgo de Evita, en 1949
(
imagen de "LV-Lima Victor" nº32).
eran interesadamente muy fluidas. En 1948 sólo se pudieron construir 8 aviones que sirvieron para el acto oficial (con el madrinazgo de Evita) del 14 de enero de 1949 de la entrega de los primeros Boyeros asignados a la aviación civil, pero reasignados inmediatamente para uso militar.

En este 1949 se continuaron con los problemas de abastecimiento pudiéndose completar 15 aviones para fin de año. El grueso de la producción con la normalización de la entrega de los insumos y el cumplimiento del contrato, se dará finalmente entre lo años 1950 (42 aviones entregados) y 1951 (60 aviones entregados).
El último Boyero que salió de planta fue el c/n.129, matriculado LV-ZHL, que fue entregado a principios de 1952. La DGAC no cursó nuevos pedidos así que las instalaciones que la empresa Petrolini había adquirido para la producción seriada de los Boyeros quedaron
inactivos hasta su venta definitiva en la década de los '60.
El LV-ZHI fue el antepenúltimo 'Boyero' fabricado por
Petrolini y entregado en 1952. Es un modelo IAe.20B
con motor Continental C75 de 75hp. Tras muchas
manos aquí se lo puede ver en sus últimos tiempos en
La Matanza, Buenos Aires, en 1989. Este avión
ya no está más en vuelo (foto Airliners.net)

Actualización de texto: un lector nos comentó que el
LV-ZHI actualmente se encuentra en vuelo pero
con nueva matrícula experimental LV-X338.
Aunque bastante remozado y poco reconocible
allí está, con sus jóvenes 69 años aún
remontando cielos.


En total, de los 127 modelos entregados (recordando que el 001 y el 002 fueron de factura FMA), se pueden contabilizar dos versiones que salieron de la fábrica Petrolini: 67 fueron de la versión IAe.20A con motor Continental A65 de 65hp.; y 60 de la versión IAe.20B con motor Continental C75 de 75hp.


El propietario de todos los Boyeros fue el Estado a través del Ministerio de Aeronáutica que entregó mediante asignaciones a cada uno de los aeroclubes de la Argentina. En 1956, ya con un gobierno de corte liberal y con la imposición de que el Estado debía "achicarse" se donaron los aparatos a los aeroclubes por el que pasaron a ser sus propietarios y debían hacerse cargo de todos los gastos operativos y de mantenimiento, situación económica en que se puso a estas instituciones, en menor o mayor grado, difícil de poder afrontar, es así que comienza la migración de Boyeros a manos de propietarios privados, donde 
se popularizaron como entrenadores aptos para hacer horas de vuelo en forma económica, para turismo, o por el simple placer de volar.

Las prestaciones del Boyero siempre fueron acotadas a la potencia de sus motores, así que
Continental A65 de 65hp.
comprados a Estados Unidos que
equiparon los primeros 67
'Boyeros' entregados por Petrolini.
a medida que transcurrían los años muchos fueron modificados adaptándoseles nuevos motores de 85 y 90hp. Algunos hasta se le introdujeron cambios en sus células logrando mejoras en la refrigeración del motor y visibilidad, características que lo han ido actualizando manteniéndose aún en actividad 24 aviones con sus más de sesenta años sobre sus alas.



Sin duda el más longevo de todos es el prototipo 001 construido por la FMA, el primer Boyero que voló, con un A50 y remotorizado después con el A65, el que sirvió como programa de pruebas para su puesta a punto, modelo de producción y publicitario, que después de haber sido prestado a Petrolini fue devuelto a la FMA que lo puso a disposición de la Fuerza Aérea en vuelos de entrenamiento locales y usos generales, recibiendo el indicativo T-01. En 1955 el avión fue entregado al Ministerio de Aeronáutica que lo inscribió a su nombre con el registro LV-ZLF en 1956, para entregarlo en el lote de asignaciones a los aeroclubes, vendido y tras pasar por varios propietarios, sobrevive hasta nuestros días, en vuelo y flamantemente remozado.




Fuentes:
- "Revista LV-Lima Victor" nº32, p.04-15.
- "Historia de la Industria Aeronáutica Argentina", tomo I, p.304. Francisco Halbritter. Asociación Amigos de la Biblioteca Nacional de Aeronáutica, Buenos Aires, 2004.
"FMA-20", desde el sitio www.geocities.com/bacosistemas01/FMA20.html (inactivo desde 2009).
- "Guía de Aeronaves Militares 1912-2006", p.85. Eduardo Juan Amores Oliver. Dirección de Estudios Históricos de la FAA, Buenos Aires, 2007.
- "El Boyero...", por Hernán Longoni, desde el sitio www.hangardigital.com.ar/boyero.html (inactivo), texto alojado ahora aquí.
- Archivo General de la Nación (AGN).
- Fotos varias, especialmente de Airliners.net y AviationCorner.net


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El 'Boyerito' en escala.
Hablando ahora sobre la maqueta a escala diremos que el Boyero nació, en un primer
momento, como parte del proyecto "Ayacucho maquetas" con la intención de ser un nuevo kit a producir, sumándose al Yakovlev AIR-7. Pero por problemas que surgieron con los moldes se decidió suspender las coladas, especialmente hasta recuperar el dinero que se había invertido en aquel momento y comprar una nueva tanda de caucho y resina acorde a lo que se usa en el ámbito.
El tiempo pasó, otras prioridades surgieron en el medio, y el master del Boyero quedó definitivamente archivado, junto a la aventura modelística que fue 'Ayacucho maquetas'.

El evento organizado por el CAM junto al Ministerio de Defensa en el mes de agosto de 2014 sobre "Modelos a Escala
Argentinos" llevó a desempolvar este avioncito y ensamblarlo para participar en la exposición. Lo que en un primer momento se pensó para ser reproducido a modo comercial, ahora iba a formar parte del pequeño lotecito, junto al Biró 'Patoruzú' y al Turbay T-1 Tucán, para ser expuesto en el hall del Ministerio de Defensa.




En un principio, cuando el Boyero iba a ser parte de 'Ayacucho maquetas', se desarrolló el modelo despiezado en la forma de que se permita el posterior ensamblado.
Empezamos de la manera "clasica", como se viene mostrando en 72topia, las dos mitades del fuselaje cuyo volúmen formamos a través de la sucesión de las secciones o facetado a todo su largo.
Pegado sobre una plaquita de "fibrofácil" (MDF) que una vez todo cubierto el "esqueleto"
despegamos sumergiéndolo en agua tibia, 3 o 4 horas, hasta que la madera completamente empapada y maleable, con cuidado de no dañar el plástico, doblamos y despegamos cuidadosamente.
Se limpian las mitades, sacando todo el resto de madera que le queda, y se fijan con una solución muy diluida, a punto casi agua, de masilla. Una vez seca esta unión provisoria procedimos a emprolijar y dar la forma definitiva en cuanto a todos sus detalles del fuselaje del Boyerito. Este método además nos permite obtener una simetría perfecta de los bordes de cada fuselaje.
Despegamos las mitades con cuidado, metiendo por entre ambas la hoja de una cuchilla
(desafilada, la mas vieja de todas, así cuando pongamos de tope a nuestros dedos en el control del avance de la cuchilla sobre las mitades de la pieza, no nos lastima o produce algún corte). Despegamos, y volvemos a limpiar otra vez la zona, ahora de los restos de masilla que hayan quedado, lijando sobre lija fina pegada en una superficie plana.

Ahora comenzamos a vaciar lo que va a ser el interior del fuselaje, en este tipo de avión, la cabina.
En esta etapa del proceso es que empezamos a tener en cuenta que el modelo que estamos haciendo será parte de un kit para ensamblar.
Por eso aquí tendremos en cuenta el grosor de las paredes de la cabina pensando en la
rigidez de la pieza cuando sea reproducida en resina. Se estimó en 1mm. o más, por eso los espesores fueron en detrimento de los que propone la escala.
Se desarrollaron las piezas interiores, piso, asientos, tablero con los relojes estampados en el mismo plástico, un bastón de mando, los tubos de la estructura del fuselaje visibles desde el parabrisas, las alas con sus correspondientes registros para ensamblarse, al igual que el conjunto de cola totalmente despiezado, ruedas, morro, y parrillas para dos versiones, una para un Continental A-50 y otra para un A-60.


El 'Boyero' c/n.001, el primer prototipo y demostrador
de la FMA hacia fines de 1940, con la librea que
mostraba, y con la que se decidió hacerlo en maqueta.

En esa etapa quedó largo tiempo archivado el trabajo hasta que con la intención de participar en aquella exposición, y ya completamente descartada la idea original de producirlo como un kit para ensamblar, con ese master desarrollamos el 'Boyero' en escala que aquí veremos.

Se decidió por la versión del primer prototipo y demostrador de la FMA motorizado por un Continental A-50. Por lo tanto hubo que hacer algunas pequeñas modificaciones en el fuselaje, principalmente sellar las ventanillas traseras, y reemplazar la resina transparente reroducidas para el kit (resina poliester sin entonar que resultó ser inservible para este propósito) por acetato y termoformándolo para el parabrisas. La jaula estructural se la cambió por una hecha con alambres, se pintó todo y posteriormente se cerró el fuselaje.
En esta etapa el trabajo resultó sencillo ya que casi todo estaba hecho hacía ya unos tres años. Motivo también por el que se decidió hacer este trabajo teniendo nada más que tres semanas para entregarlo a la exposición.
Vino la etapa de pegar las alas, que a la vez sirvió para unir con la visera del parabrisas, ya que la primera versión del Boyero el campo visual era algo más acotado que en las posteriores versiones realizadas por Petrollini.
El anclaje de las alas fueron reforzadas en sus uniones con alambre a modo de llaves, y posteriormente reemplazamos los montantes originales por otros más rígido y más fino en espesor realizado con alambre de 0,4mm. unidos con cianocrilato y emprolijados con masilla, que una vez ya lijados resultaron ser excelentes, en cuanto a lo estético, y por sobre todo, en lo funcional, rigidizando de verdad el conjunto alas.
Se ensambló la cola, el tren de aterrizaje y la parrilla de la trompa quedando todo preparado para la primer mano de la pintura final.

Esta etapa de la pintura final requirió de interpretación de las fotos en blanco y negro con algo de lógica porque, como es sabido, es poco el material gráfico e histórico que dé un detalle preciso sobre los colores de los aviones que se ven esas mismas fotos.
Sobre el prototipo del 'Boyero' no se pudo encontrar, en toda la bibliografía que dispongo, nada referente a los colores de la librea que presentó en aquellos primeros vuelos.
Pero sí es más conocido el detalle de los colores que presentó el FMA IAe.23, que fue una versión argentina del FW-44 pero con un fuselaje totalmente realizado en madera en respuesta a los problemas de provisión de insumos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.
De este avión se sabe que lució un azul oscuro al momento de ser presentado por la FMA,
y sobre el tono que presenta en blanco y negro, y haciendo una traslación al tono similar en que se lo ve al 'Boyero' producido casi en el mismo tiempo, e interpretando que un tono azul se ve algo más oscuro que un rojo, también muy oscuro en fotos en blanco y negro, o verde, que no estaría entre lo más "apropiado" para un avión con un proposito civil fabricado por un organismo militar, se pudo llegar a la conclusión que el azul oscuro era el tono más aceptable.
Como se dijo, especulación de colores que derivan de una interpretación personal. La exactitud devendrá del investigador más avezado con método, conocimiento e interés en dar certezas a estas cuestiones.

Entonces, retomando, el azul oscuro que se utilizó fue el "Midnight Blue" de Humbrol, que apagamos su brillo con el barniz satinado de la misma marca.
Cuestión en la que me quiero detener algunas líneas para expresar sobre la pésima calidad del
El horrible barniz satinado de Humbrol/Hornby
para nada recomendable.
barniz satinado de Humbrol, especialmente desde que es reetiquetado por Hornby, que puedo decir arruinó el acabado final de esta maqueta que tras las dos manos de rigor de barniz (y una tercera a costa del poco tiempo que me quedaba para entregar el trabajo) nunca logró el satinado buscado más que un mate impreciso, y que además no era lo que se deseaba. En otra tienda se compró otra latita con el mismo resultado para el Biró 'Patoruzú'. De esto ya fue hace un año y meses, y hace poco compré otra latita esperanzado en que solo era el defecto de un lote, y la mala calidad (por no decir porquería) no ha cambiado en lo más mínimo.

Seguro que existirán mejores productos en el ámbito de los acrílicos, pero la costumbre no es algo que se cambia de un día para el otro, y en mi caso, tampoco estoy muy interesado, así que en una pinturería de barrio compré una lata de 1 litro de barniz satinado nacional (no se vende más chica) de la marca Tersuave, recomendada para madera e interiores, y aún no la he usado para la mano final en algunos de mis trabajos, pero las pruebas que he hecho sobre plástico y sobre superficie pintada me ha dejado más que satisfecho en cuanto a fluidez, agarre y
acabado, algo que hace una década, en lo que respecta al acabado, no veo en los barnices satinados de Humbrol.
Sin duda que la probaré y comentaremos por aquí los resultados, pero, por lo ya visto, los barnices quedarán para este producto de pinturería de barrio, y con los tonos seguiremos fiel a la carta de colores de Humbrol. 

Volviendo a la etapa final del 'Boyero', y ya finalizando, una vez que terminamos con el azul y la primer mano de barniz, se procedió a destacar con un lápiz blanco los detalles y filos que se pierden ante un color oscuro, y que en este caso simularían un sutil efecto de brillo sobre el entelado y paneles.
Se unificó todo con las manos restantes de barniz, se pegaron las piezas restantes, y con las horas contadas pudimos presentar a tiempo el trabajo a la exposición que mencionamos arriba. 

Un trabajo éste que se terminó a las apuradas, y que se nota en el acabado transparente y en algunos detalles, y desde ya una modalidad que no se volverá a repetir. Pero creo que la intención de representar a escala este avioncito tal como se lo veía en ese momento de la historia aeronáutica argentina, modestamente, cumple con el objetivo, y el diseño tan bello del avión real, lo hacen una 72topía que merece este lugarcito y unas líneas para comentarlo.


Queda aquí el enlace a Flickr para ver el desarrollo detallado de nuestro Boyerito.







    Matías Hagen